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EL DESAFÍO DEL EMPLEO EN COLOMBIA: EDUCACIÓN VS. OPORTUNIDADES

September 24, 2025

Una paradoja laboral en Colombia

En un mundo donde la educación se considera el pilar para el desarrollo profesional, Colombia enfrenta una realidad desconcertante. Según el más reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en este país sudamericano, a mayor nivel educativo, mayor es la dificultad para encontrar empleo. Este fenómeno, conocido como desajuste estructural del mercado laboral, pone en evidencia las complejidades de un sistema económico que no logra absorber el talento formado en sus universidades. Mientras en la mayoría de los países de la OCDE la educación superior reduce significativamente las tasas de desempleo, en Colombia la tendencia es opuesta. Los datos son claros: la tasa de desempleo entre quienes han completado el bachillerato es del 10%, pero asciende al 12% para aquellos con un título universitario. Este panorama plantea preguntas críticas sobre el valor de la educación en el contexto laboral colombiano. Mayor educación no garantiza empleo.

La experiencia sobre los títulos

El mercado laboral colombiano parece priorizar la experiencia práctica y la flexibilidad sobre los títulos académicos. Las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, que según Acopi, el gremio que las representa, generan la mayoría de los empleos en el país, tienden a valorar más la capacidad inmediata de un candidato para desempeñar tareas específicas que un currículo lleno de credenciales académicas. Este enfoque, aunque pragmático, tiene consecuencias negativas. Los profesionales altamente capacitados a menudo se encuentran sobrecalificados para los puestos disponibles, lo que los lleva a aceptar empleos por debajo de sus expectativas o a buscar oportunidades fuera del país. La falta de alineación entre la formación académica y las necesidades del mercado es un problema estructural que requiere atención urgente. La experiencia supera a los títulos.

Salarios y expectativas desalineadas

Uno de los factores que agravan este desajuste es la estructura salarial del mercado colombiano. Según Acopi, la mayoría de las pequeñas y medianas empresas ofrecen sueldos que oscilan entre uno y tres salarios mínimos, lo que equivale aproximadamente a entre 1.3 y 4 millones de pesos colombianos mensuales en 2025. Para los profesionales con formación universitaria, estas remuneraciones resultan insuficientes, especialmente considerando el costo de vida y las expectativas de crecimiento profesional. Los egresados de carreras tecnológicas, como ingeniería de sistemas o desarrollo de software, enfrentan un mercado donde las startups y empresas locales no siempre pueden competir con los salarios ofrecidos por multinacionales o mercados internacionales. Esta disparidad impulsa a muchos a buscar oportunidades en el exterior, contribuyendo a la fuga de talento. Los salarios limitan el crecimiento profesional.

El impacto en el sector tecnológico

El sector tecnológico, que en teoría debería ser un motor de empleo para profesionales altamente calificados, no escapa a esta problemática. A pesar del crecimiento de empresas como Rappi y Nubank, que han puesto a Colombia en el mapa del emprendimiento tecnológico, la mayoría de las posiciones en estas compañías requieren experiencia específica o están orientadas a roles operativos que no demandan un título universitario. Además, el auge de plataformas de trabajo freelance, como Workana o Fiverr, ha creado oportunidades para desarrolladores y diseñadores, pero estas suelen ser temporales y con ingresos variables. La falta de políticas que fomenten la creación de empleos tecnológicos estables limita el potencial de este sector para absorber el talento local. La tecnología no absorbe suficiente talento.

Migración: la pérdida de talento

La combinación de bajos salarios, falta de oportunidades y un mercado laboral que no valora la educación superior ha generado un fenómeno preocupante: la migración de talento. Cada vez más jóvenes profesionales, especialmente en áreas como la programación, la inteligencia artificial y la ciberseguridad, optan por buscar oportunidades en mercados como Estados Unidos, Canadá o Europa, donde empresas como Google, Microsoft o Amazon ofrecen mejores condiciones laborales. Según estimaciones, esta fuga de talento no solo representa una pérdida de capital humano, sino también un impacto económico significativo, ya que el país invierte en la formación de profesionales que terminan contribuyendo al desarrollo de otras naciones. Este éxodo, descrito por algunos como una “tragedia nacional”, pone en riesgo el futuro competitivo de Colombia en la economía global. La migración drena el talento nacional.

La necesidad de políticas innovadoras

Para revertir esta tendencia, los expertos sugieren la implementación de políticas de empleabilidad juvenil enfocadas en la formación por competencias. Esto implica rediseñar los programas educativos para que respondan directamente a las necesidades del mercado laboral, especialmente en sectores de alta demanda como la tecnología. Iniciativas como las impulsadas por Platzi, una plataforma educativa enfocada en habilidades digitales, muestran que la formación en competencias específicas, como programación en Python o desarrollo web con React, puede ser más efectiva para insertar a los jóvenes en el mercado laboral. Sin embargo, estas soluciones requieren un esfuerzo conjunto entre el gobierno, las universidades y el sector privado para alinear la oferta educativa con la demanda laboral. Las políticas deben priorizar competencias prácticas.

El rol de las empresas tecnológicas

Las empresas tecnológicas, tanto locales como internacionales, tienen un papel crucial en la solución de este problema. En Colombia, compañías como Globant y ThoughtWorks han implementado programas de capacitación interna que permiten a los empleados desarrollar habilidades específicas mientras trabajan. Sin embargo, estas iniciativas son insuficientes para cubrir la demanda de miles de egresados universitarios cada año. Además, el crecimiento de hubs tecnológicos en ciudades como Medellín y Bogotá ofrece una oportunidad para atraer inversión extranjera y crear empleos de calidad, pero esto requiere un entorno regulatorio favorable y una infraestructura que facilite la innovación. Las empresas deben liderar la innovación laboral.

Un círculo vicioso que debe romperse

El desajuste entre educación y empleo en Colombia no es solo un problema económico, sino también social. La incapacidad del mercado para ofrecer empleos de calidad a los profesionales formados perpetúa un círculo vicioso donde la educación no garantiza una mejor calidad de vida. Esto desincentiva a los jóvenes a invertir en su formación y erosiona la confianza en el sistema educativo. En el contexto tecnológico, donde la demanda global de profesionales calificados crece exponencialmente, Colombia tiene una oportunidad única para posicionarse como un líder regional, pero solo si logra alinear su oferta educativa con las necesidades del mercado. La educación debe traducirse en oportunidades.

Conclusiones

El panorama laboral colombiano revela un desafío estructural que afecta tanto a los profesionales como al desarrollo económico del país. La paradoja de que mayor educación no garantice empleo refleja un desajuste entre el sistema educativo y las necesidades del mercado, especialmente en el sector tecnológico. La migración de talento, los bajos salarios y la falta de políticas efectivas de empleabilidad juvenil agravan esta situación. Para revertir esta tendencia, es fundamental que el gobierno, las universidades y las empresas trabajen juntos en la creación de programas de formación por competencias y en la promoción de un ecosistema laboral que valore el talento local. Solo así Colombia podrá transformar su capital humano en un motor de crecimiento sostenible, especialmente en un mundo donde la tecnología redefine el futuro del trabajo.