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WAP: LA CHISPA INICIAL DEL INTERNET MÓVIL

September 25, 2025

Los albores de una idea ambiciosa

En la década de 1990, los teléfonos móviles eran dispositivos simples, diseñados principalmente para llamadas y mensajes de texto. Sin embargo, un icono enigmático comenzó a aparecer en las pantallas monocromáticas de aquellos celulares de tapa: un globo terráqueo, a veces con una flecha o una “i” en su centro. Este símbolo representaba el Wireless Application Protocol (WAP), el primer intento de conectar los teléfonos móviles a internet. La tecnología prometía un futuro donde los dispositivos de bolsillo no solo servían para comunicarse, sino para explorar un mundo digital. WAP marcó el inicio de la conectividad móvil. Aunque su ejecución fue torpe, su visión fue revolucionaria.

El WAP surgió en 1997, cuando empresas líderes como Nokia, Ericsson y Motorola formaron el WAP Forum, una alianza para estandarizar el acceso a internet desde dispositivos móviles. Su objetivo era ambicioso: permitir que incluso los celulares más básicos, con pantallas pequeñas y recursos limitados, pudieran navegar por la red. Sin embargo, las limitaciones tecnológicas de la época hicieron que esta promesa fuera difícil de cumplir. Las redes GSM, con velocidades de apenas 9.6 Kbps, y los altos costos de conexión hicieron que la experiencia fuera frustrante. Los usuarios, especialmente en mercados de prepago como México, temían pulsar ese icono por el riesgo de agotar su saldo en minutos.

El Nokia 7110 y la ilusión de Matrix

En 1999, Nokia lanzó el Nokia 7110, el primer teléfono diseñado específicamente para navegar con WAP. Su diseño, con una tapa deslizante que evocaba la estética de la película Matrix, capturó la imaginación de los usuarios. Prometía acceso a noticias, correos electrónicos y pronósticos del clima desde la palma de la mano. La experiencia real, sin embargo, distaba de ser futurista. Las páginas WAP, escritas en WML (una versión simplificada de HTML), eran mayormente texto sin imágenes ni colores, y cargarlas podía tomar más de 20 segundos. La navegación móvil era un sueño lejano. A pesar de esto, el Nokia 7110 se convirtió en un ícono cultural, representando un primer paso hacia la conectividad ubicua.

El costo de usar WAP era otro obstáculo. En muchos países, incluidas regiones de América Latina, las operadoras cobraban por tiempo de conexión o por contenido descargado. En México, por ejemplo, empresas como Telcel ofrecían servicios que podían consumir rápidamente el saldo de los usuarios de prepago. La frase “no toques el icono del internet” se convirtió en una advertencia común, reflejo de una generación marcada por el temor a los cargos inesperados. A pesar de estas limitaciones, el WAP logró captar la atención de millones, sembrando la curiosidad por un mundo conectado.

WAP 2.0 y la llegada de los navegadores móviles

En 2002, el protocolo evolucionó con WAP 2.0, que abandonó el WML en favor de XHTML Mobile Profile, un lenguaje más compatible con las páginas web de escritorio. Esta mejora coincidió con el despliegue de redes GPRS y EDGE, que ofrecían velocidades de hasta 40 Kbps y 128 Kbps, respectivamente. Aunque aún lentas comparadas con los estándares actuales, estas redes permitieron cargar páginas con imágenes simples y texto estilizado. La navegación móvil comenzó a parecerse más a la experiencia de una computadora. Los navegadores alternativos marcaron un punto de inflexión en esta etapa.

Opera Mini, lanzado en 2005, revolucionó la navegación móvil al comprimir las páginas web antes de enviarlas al dispositivo, permitiendo un acceso más rápido incluso en redes 2G. Este navegador hizo posible usar servicios como Google o leer correos electrónicos de manera más eficiente. Otro competidor, UC Browser, popular en Asia y América Latina, ofrecía funciones avanzadas como pestañas y modo nocturno. Estos navegadores aprovecharon las mejoras de WAP 2.0 y las redes móviles para ofrecer una experiencia más fluida, haciendo que los usuarios comenzaran a ver el internet móvil como algo práctico y no solo un experimento costoso.

El auge de los contenidos móviles

A principios de los 2000, el WAP encontró un nicho inesperado: el mercado de tonos, fondos de pantalla y juegos Java. En México, operadoras como Telcel y Movistar crearon portales como Telcel Ideas y Movistar Emoción, que funcionaban como quioscos digitales. Estos portales ofrecían desde tonos polifónicos de canciones populares hasta imágenes pixeladas y juegos simples como Tetris o títulos de EA Mobile. La personalización de los celulares se convirtió en una fiebre cultural. Los tonos MIDI de canciones como “Gasolina” o éxitos de Shakira eran un símbolo de estatus, a pesar de su corta duración.

Este mercado, aunque rudimentario, generó millones de dólares y marcó un cambio en cómo los usuarios interactuaban con sus dispositivos. Las operadoras incentivaban el uso de estos portales con campañas publicitarias masivas en televisión y radio, con frases como “envía TONOS al 40400”. Sin embargo, los altos costos y las suscripciones automáticas generaban quejas. Un tono podía costar el equivalente a una llamada larga, y las descargas requerían conexiones WAP que agotaban el saldo rápidamente. A pesar de estos inconvenientes, este modelo sentó las bases para las tiendas de aplicaciones modernas, acostumbrando a los usuarios a pagar por contenido digital.

La llegada del 3G y el fin de una era

El lanzamiento de las redes 3G en 2007 marcó el principio del fin para el WAP. Con velocidades de hasta 2 Mbps, estas redes permitieron una experiencia de internet más completa, con imágenes, videos y correos en tiempo real. El lanzamiento del primer iPhone por parte de Apple ese mismo año cambió las reglas del juego. Equipado con el navegador Safari, el iPhone ofrecía acceso a versiones completas de sitios como YouTube y Wikipedia, eliminando la necesidad de portales WAP limitados. La App Store, introducida poco después, consolidó un nuevo modelo de distribución de contenido digital.

El WAP, incapaz de adaptarse a los nuevos estándares como los certificados TLS modernos, quedó obsoleto. Los operadores comenzaron a abandonar el protocolo, y los servidores WAP dejaron de actualizarse. Para 2010, el internet móvil moderno, impulsado por smartphones y redes 3G, había reemplazado por completo al WAP. Sin embargo, su legado perduró. La idea de un celular como un dispositivo multifuncional, capaz de ofrecer entretenimiento y conectividad, nació con el WAP y sus portales.

Conclusiones

La historia del WAP es un recordatorio de cómo las grandes ideas pueden surgir de intentos imperfectos. Aunque lento, caro y limitado, el protocolo plantó la semilla de la conectividad móvil que hoy damos por sentada. Su mercado de tonos y juegos Java anticipó las tiendas de aplicaciones, acostumbrando a los usuarios a personalizar sus dispositivos y pagar por contenido digital. Las lecciones del WAP, tanto sus aciertos como sus fallos, moldearon el desarrollo de navegadores como Opera Mini y dispositivos como el iPhone. En un mundo donde la conectividad es ubicua, el WAP nos enseña que incluso los fracasos tecnológicos pueden ser el cimiento de revoluciones futuras. La evolución de internet móvil sigue su curso, pero todo comenzó con ese icono de un globo terráqueo que prometía un mundo conectado.